Países toman medidas duras para enfrentar propagación del virus
Bejing (AP)-. Arabia Saudí cerró el acceso a los lugares más sagrados del islam, Corea del Sur endureció las penas para los que violan las cuarentenas y aeropuertos en Latinoamérica buscaban señales de enfermedad en los pasajeros el jueves, ante el nuevo virus que perturba a una franja rápidamente creciente del planeta.
Con el arribo del COVID-19 a un sexto continente y aumentar las cifras de enfermos y muertos, la crisis dio lugar a disputas políticas y diplomáticas, el miedo se volvió pánico en algunos sectores y creció la sensación de que ningún lugar del mundo es inmune a la propagación de la enfermedad.
“Los virus desconocen las fronteras, éstas no los detienen”, dijo Roberto Speranza, el ministro de Salud de Italia, donde varias poblaciones del norte estaban aisladas por el ejército y los estantes de los supermercados estaban vacíos.
A medida que se propagaba el contagio por Europa y Medio Oriente y se registraba un primer caso en Sudamérica, se cancelaban vuelos y endurecían los controles fronterizos. Pero los gobernantes del mundo se preguntaban cómo detener una enfermedad que se contaiga tan fácilmente y parecían dispuestos a hacer lo que fuese con tal de proteger a sus pueblos y economías.
Clases en Japón
El primer ministro japonés Shinzo Abe ordenó la suspensión de clases por varias semanas, una decisión que afecta a 12,8 millones de estudiantes.En Corea del Sur, el país más afectado fuera de China, las fuerzas armadas asignaron a miles de médicos y soldados a ayudar en los tratamientos y cuarentenas.
En Irán, el país con mayor cantidad de infecciones en el Oriente Medio, se flexibilizaron las normas de importación para permitir el ingreso de desinfectantes, cubrebocas y otros artículos necesarios.
Perú dispuso turnos de especialistas las 24 horas en su aeropuerto principal, Argentina empezó a tomar la temperatura de los viajeros que arriban y El Salvador prohibió el ingreso de viajeros desde Italia y Corea del Sur.
Con el arribo del COVID-19 a un sexto continente y aumentar las cifras de enfermos y muertos, la crisis dio lugar a disputas políticas y diplomáticas, el miedo se volvió pánico en algunos sectores y creció la sensación de que ningún lugar del mundo es inmune a la propagación de la enfermedad.
“Los virus desconocen las fronteras, éstas no los detienen”, dijo Roberto Speranza, el ministro de Salud de Italia, donde varias poblaciones del norte estaban aisladas por el ejército y los estantes de los supermercados estaban vacíos.
A medida que se propagaba el contagio por Europa y Medio Oriente y se registraba un primer caso en Sudamérica, se cancelaban vuelos y endurecían los controles fronterizos. Pero los gobernantes del mundo se preguntaban cómo detener una enfermedad que se contaiga tan fácilmente y parecían dispuestos a hacer lo que fuese con tal de proteger a sus pueblos y economías.
Clases en Japón
El primer ministro japonés Shinzo Abe ordenó la suspensión de clases por varias semanas, una decisión que afecta a 12,8 millones de estudiantes.En Corea del Sur, el país más afectado fuera de China, las fuerzas armadas asignaron a miles de médicos y soldados a ayudar en los tratamientos y cuarentenas.
En Irán, el país con mayor cantidad de infecciones en el Oriente Medio, se flexibilizaron las normas de importación para permitir el ingreso de desinfectantes, cubrebocas y otros artículos necesarios.
Perú dispuso turnos de especialistas las 24 horas en su aeropuerto principal, Argentina empezó a tomar la temperatura de los viajeros que arriban y El Salvador prohibió el ingreso de viajeros desde Italia y Corea del Sur.
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